Cuando se tienen años utilizando monturas, incluso si usas los lentes de moda surge la necesidad de cambiar un poco. Tanto por comodidad como por estética. No se puede negar que es una sensación totalmente distinta liberarse del peso en el rostro y comenzar a verte como extrañado(a) de observar a esa persona del otro lado del espejo que ahora luce ciertamente diferente al dejar atrás los cristales e incursionarse en el mundo de los ligeros compañeros que brindan una visión amplia y nítida.
Los primeros lentes de contacto del mundo fueron manufacturados en 1887 y estaban hechos de vidrio. Hoy día, existen lentes de contactos rígidos, semi-rígidos y blandos, fabricados con hidrogel o gas permeable cuyo diseño ha sido creado especialmente para amoldarse a la perfección a la superficie del ojo.
Sin importar cuál sea el uso que les des, ya sea estético (usando lentes de contacto de color, de durabilidad considerable o desechables) o por necesidad de estabilizar la pérdida de visión; la primera consideración que se debe tener es dedicar tiempo diario a su limpieza y cuidado. De lo contrario en lugar de realizar una transición positiva hacia la utilización de un producto que te puede facilitar la vida cotidiana, estarías perjudicando tu salud visual pudiendo ocasionarte enfermedades de la vista.
Importancia del vencimiento
Si eres de esas personas perfeccionistas y siempre enfocadas en los detalles, felicidades, hiciste una buena elección al adquirir lentes de contacto. Un dato muy importante a tener en cuenta al comprarlos es su durabilidad. Cuando utilizas los desechables no hay problema alguno porque los estás cambiando constantemente. Sin embargo, los de mayor durabilidad suelen llevar la fecha impresa en el reverso del estuche.
En caso de que olvides reemplazarlos al alcanzar dicha fecha, el sello del envase se vuelve débil y puede contaminar la solución salina del lente. Por tanto, para garantizar que tus lentes estén libres de contaminación y mantengas una vista sana y perfecta, la regla número uno es revisar constantemente que el producto no haya sobrepasado tiempo útil.
¿Cuál es tu Indicador?
Los lentes de contacto son seguros para usar hasta cumplir los cuatro años desde su fecha de empaque. Si detectas alguna grieta en el estuche o la solución salina adopta una apariencia grisácea, es momento de desecharlos. Son principios de seguridad que te ayudarán a evitar cualquier tipo de riesgos al bienestar de tus ojos.
“Mis Lentes No Tienen Fecha de Vencimiento ¿Qué Hago?” Si te estás preguntando por qué nunca notaste la fecha de vencimiento de tus lentes, probablemente usas los de tipo rígido o de gas permeable. Éstos generalmente no tienen vencimiento pues se entregan secos y no se almacenan en solución salina, lo cual elimina la posibilidad de contaminación antes de su uso. El usuario es responsable de la esterilización del producto al comenzar a darles uso.
Dato Curioso Aunque no lo creas, 25% de las personas que utiliza este tipo de lentes no se lava las manos antes de tocarlos, y el solo el 50% los reemplaza dentro de las semanas límite en que debe hacerse el cambio. Elige formar parte del porcentaje de personas que ama su vista y cuida cada paso referente a su salud ocular.